“En la Jamaica del año 1967, el rocksteady era un hilo musical constantemente suspendido en el aire viciado de Kingston. Una canción de dos a tres minutos impresa en los surcos de un vinilo de siete pulgadas (más la otra que viene de regalo a sus espaldas). Un tocadiscos que descansa en el mostrador de una tienda de licores de Spanish Town. Una gramola que suena en algún bar de Orange Street. Una radio a todo volumen cuyo sonido se esparce por varias calles del gueto. Unos niños cantando la última canción de moda en una esquina de Trench Town. Una tienda de discos atestada de adolescentes que gastan el poco dinero que tienen en plásticos.”
Fragment del libre “Catarsis Rocksteady” escrit per Lutxo Perez.